Derecho Humanos
10 de mayo de 2023

Cambio climático y tecnologías emergentes: ¿Cómo pensar el diseño de la tecnología desde los derechos humanos y el derecho del medio ambiente?

El cambio climático es un fenómeno usual de las dinámicas de nuestro planeta, el cual, como lo menciona la Organización de las Naciones Unidas (1992), se entiende como la variación de la temperatura y patrones climáticos de la Tierra [1]. Este es la consecuencia de un proceso conocido como el efecto invernadero natural, el cual es producto de los gases de efecto invernadero (GEI) producidos de manera natural [2]. De acuerdo con Benavides y León (2007) “sin el efecto invernadero la temperatura promedio en la superficie seria aproximadamente de 18°C bajo cero” (p.25).

Estos cambios de temperatura generan condiciones apropiadas para el desarrollo y la supervivencia de todas las formas de vida. Sin embargo, de acuerdo con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (2020), se ha evidenciado que los procesos productivos y extractivos han tenido una gran incidencia en los impactos del cambio climático, principalmente por el aumento en la concentración de GEI en la atmósfera [3].

Actualmente, este es uno de los problemas más críticos en materia de derechos humanos debido a que sus efectos, intensificados por la actividad humana, desencadenan implicaciones a nivel mundial. De acuerdo con Díaz Cordero (2012), el cambio de temperatura causado por el aumento de GEI provoca fenómenos climáticos extremos como olas de calor, fuertes precipitaciones y sequías; desencadenando consecuencias negativas en la salud pública, la diversidad biológica y, especialmente, sobre las actividades agrarias [4].

Sumado a lo anterior, los efectos que provocan estos fenómenos también son determinantes en problemáticas relacionadas con la seguridad alimentaria, el desplazamiento de comunidades y la escasez de recursos naturales. Como lo afirma García Pachón (2021), “sin un ambiente sano no es posible garantizar el ejercicio de los demás derechos humanos” (párr.8) [5].

Por este motivo, las naciones han dado lugar a compromisos internacionales con la finalidad de reducir y neutralizar los GEI, además de mantener el aumento de la temperatura por debajo de los 2°C para evitar y contrarrestar los impactos ambientales. Incluso, tanto el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas [6],  como la Asamblea General de las Naciones Unidas [7], han reconocido el derecho a un medio ambiente sano, limpio y sostenible; por su relación e importancia con el disfrute efectivo en todos los derechos humanos.

Así las cosas, el Protocolo de Kioto fue uno de los principales instrumentos internacionales encaminados a recudir los GEI, a partir de este se empezó a desarrollar un régimen global en torno a la lucha contra el cambio climático dando lugar a otros compromisos, como el Acuerdo de París. En adición, El Protocolo de Kioto originó los mercados de carbono, entendidos como el mecanismo económico que permite a los países realizar transacciones con las emisiones de GEI [8]. La función de este consiste en la compra y venta de unidades de carbono, también llamados “bonos de carbono” o “créditos de carbono”. Como lo menciona Lucatello (2012), estos mercados representan una oportunidad de generar recursos adicionales para países, empresas e individuos que quieran disminuir las emisiones de GEI y favorecer a la lucha contra el cambio climático.

Existen dos tipos de mercados: (i) el mercado regulado o de cumplimiento, y (ii) los mercados voluntarios. La diferencia radica en que en el primero, los participantes adquieren unidades de carbono en virtud de una obligación legal. En todo caso, para la transacción de estas se celebra un contrato de compraventa, como lo expone Lucatello (2012) una parte paga a la otra por concepto de reducción de emisiones de GEI o por derecho de emisión a la atmósfera de cierta cantidad de GEI” (p.112); de forma que los principales bonos de carbono son: los certificados de emisión y los cupos de emisión.

Por ende, los mercados de carbono representan una herramienta novedosa para reducir los gases de GEI en la atmósfera, pese a que su aplicación se reduce a tan solo la celebración de un contrato de compraventa. Esto no representa una debilidad, ni tampoco resta utilidad a este instrumento. Sin embargo, actualmente existen tecnologías que podrían ser convenientes para no solo optimizar el intercambio de transacciones de unidades de carbono, sino también gestionar otros efectos del cambio climático.

Las tecnologías emergentes, de acuerdo con Bilbao Barbero (2019), son innovaciones que han impactado en todos los ámbitos de la sociedad al brindar oportunidades para abordar diferentes problemas de nuestro entorno, entre ellos, problemas ambientales y de sostenibilidad [9]. Una de estas innovaciones es el Blockchain, el cual es definido por Miró Calatayud (2018) como “un gran libro contable, o una hoja de Google online en la que se van haciendo anotaciones, estas son públicas, y todo queda registrado, para que cualquier persona lo pueda ver y tener acceso a esta información libremente” (p. 6). Esto implica seguridad en los registros, y una transferencia cierta y rápida de la información.

Dentro de las aplicaciones más relevantes del Blockchain se encuentra los Smart contracts[1]. De acuerdo con Miró Calatayud (2018), el uso de esta tecnología para la lucha contra el cambio climático presentaría beneficios al reducir los costes de las transacciones relacionadas con la certificación de los créditos de carbono [10]. En consecuencia, el empleo de Smart contracts en los mercados de carbono generaría una transacción más segura y ágil, por consiguiente, el interés y acceso al mercado de carbonos aumentaría y, así mismo, su impacto frente a la lucha contra el cambio climático.

Por otro lado, los Smart constracts no solo facilitan transacciones, sino que son una herramienta que brinda transparencia y trazabilidad completa de los datos de todo un proceso, por ejemplo, a la hora de vigilar las cadenas de suministro. De acuerdo con Bilbao Barbero (2019) “los datos que se generan a lo largo de la cadena de suministro, desde la procedencia del producto hasta el punto de venta, pueden ser registrados a través de la cadena de bloques, almacenando la información generada de forma inmutable” (p. 5). Esto es fundamental por dos razones: La primera es que evitaría, o al menos se identificaría, de una forma más pronta las empresas que degradan el medio ambiente y realizan prácticas que generan violaciones de derechos humanos. La segunda es que ayudaría a gestionar de una manera sostenible los ecosistemas, como el caso del proyecto Fishcoin, el cual, como afirma Ozelli (2022), “incentiva a las partes interesadas de la cadena de suministro a compartir datos desde el punto de cosecha hasta el punto de consumo para ayudar a crear una industria de productos del mar más abierta, transparente y responsable” (párr. 5) [12].

Por último, se resalta la aplicación de esta tecnología en las criptomonedas, especialmente el Climatecoin. De acuerdo con La Escuela Europea de Dirección y Empresa (2019), esta es una criptomoneda, cuyo objetivo es luchar contra el cambio climático, orientada a invertir en empresas y/o proyectos sostenibles. Su finalidad es acercar a todos los ciudadanos e industrias a la lucha contra el cambio climático y, además, generar mayores respaldos financieros para las compañías orientadas hacia la sostenibilidad [13].

El Blockchain representa una gran oportunidad para contrarrestar los efectos del cambio climático, no obstante, no se puede desconocer que en el tiempo actual estamos sufriendo las consecuencias de los fenómenos climáticos extremos. Claro ejemplo de esto son las migraciones ambientales, las cuales, según el Portal de Datos sobre Migración (2022), se refieren a el “movimiento de personas o grupos de personas que, predominantemente por razones de cambios repentinos o progresivos en el medio ambiente que afectan negativamente a sus vidas o condiciones de vida se ven obligadas a abandonar sus lugares de residencia habitual” (párr. 3) [14].

Por lo anterior, la planeación ambiental resulta fundamental a fin de atender los desastres climáticos, para lo cual resulta indispensable disponer de grandes volúmenes de datos. Una tecnología emergente que recopila una gran cantidad de datos y facilita su análisis es el “Big data”, conocido en materia de sostenibilidad, como “Big data ambiental”. De acuerdo con la Unión Internacional de Telecomunicaciones (2015), este mecanismo permite supervisar el estado del planeta y así reaccionar de forma eficiente frente a las previsiones climatológicas. Los datos son generados por usuarios de dispositivos móviles, plataformas de internet, por sensores e incluso medidores digitales. De esta manera, al disponer de esta información se podrían generar alertas tempranas para tomar acciones preventivas y evitar la afectación de los derechos de estas comunidades [15].

En resumen, la crisis climática está ocurriendo hoy. La humanidad ha superado los límites planetarios y  es testigo del impacto que tienen sus actividades. Es simplemente un tema de sensatez y coherencia a uno de los problemas más grandes en materia de derechos humanos que tenemos en la actualidad.

Los avances tecnológicos suponen cambios en todos los ámbitos de la sociedad, por ello, se debe procurar utilizarlos para mejorar los procesos extractivos y productivos, además de ser herramienta para mitigar y frenar los efectos nocivos que la humanidad ha generado al ambiente. En palabras de la Corte Constitucional, “la protección al ambiente no es un ‘amor platónico hacia la madre naturaleza’, sino la respuesta a un problema que, de seguirse agravando al ritmo presente, acabaría planteando una auténtica cuestión de vida o muerte” [16] (Corte Constitucional, Sentencia de Tutela 411 de 1992 MP: Alejandro Martínez Caballero).

Bibliografía:

  1. Naciones Unidas (s.f). ¿Qué es el cambio climático? https://www.un.org/es/climatechange/what-is-climate-change#:~:text=El%20cambio%20clim%C3%A1tico%20se%20refiere,las%20variaciones%20del%20ciclo%20solar
  2. Benavides, H., León, G., (2007). Información Técnica Sobre Gases De Efecto Invernadero Y El Cambio Climático. http://www.ideam.gov.co/documents/21021/21138/Gases+de+Efecto+Invernadero+y+el+Cambio+Climatico.pdf
  3. Grupo Intergubernamental de expertos sobre el cambio climático. (2020). El cambio climático y la tierra. https://www.ipcc.ch/site/assets/uploads/sites/4/2020/06/SRCCL_SPM_es.pdf
  4. Díaz, G. (2012). El Cambio Climático. https://www.redalyc.org/pdf/870/87024179004.pdf
  5. Pilar García, M. (2021). El Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas reconoce el derecho a un ambiente limpio, saludable y sostenible. https://medioambiente.uexternado.edu.co/el-consejo-de-derechos-humanos-de-naciones-unidas-reconoce-el-derecho-a-un-ambiente-limpio-saludable-y-sostenible/
  6. Consejo de Derechos Humanos. (18 de octubre de 2021). Resolución A/HCR/RES/48/13.
  7. Asamblea General de las Naciones Unidas. (26 de julio de 2022). Resolución A/76/L.75.
  8. Lucatello, S. (2012). Los mercados voluntarios de carbono en Norteamérica y su gobernanza: ¿qué reglas aplican para el comercio internacional de emisiones en la región? Norteamérica, Revista Académica Del CISAN-UNAM, 7(3), 107-128. https://doi.org/10.22201/cisan.24487228e.2012.3.178
  9. Bilbao Barbero, M. (2019). Blockchain, transparencia para el desarrollo sostenible. Catálogo de Publicaciones de la Administración General del Estado (CPAGE), 15, 221-237.
  10. Miró, M. (2018). ¿Cómo las empresas pueden hacer rentable la ecología gracias al blockchain? https://riunet.upv.es/bitstream/handle/10251/106630/MIR%C3%93%20%20Blockchain%20para%20salvar%20al%20Medio%20Ambiente%3A%20%C2%BFC%C3%B3mo%20las%20empresas%20pueden%20hacer%20rentable%20la%20ecol….pdf?sequence=1&isAllowed=y
  11. Renfigo, Garcia E. (2019). ¿Qué es un contrato inteligente? https://propintel.uexternado.edu.co/que-es-un-contrato-inteligente/
  12. Ozelli, S. (2022). Cómo se utiliza la tecnología blockchain para salvar el medio ambiente. https://es.cointelegraph.com/news/how-blockchain-technology-is-used-to-save-the-environment
  13. Escuela Europea de Dirección y Empresa. (2019). Climatecoin, el bitcoin del cambio climático. https://www.eude.es/blog/climatecoin-influencia-bitcoin/
  14. Portal de Datos sobre Migración. (2022). Migración por motivos ambientales. https://www.migrationdataportal.org/es/themes/environmental_migration
  15. Unión Internacional de Telecomunicaciones. (2015). ¿Cómo nos ayudan los big data a comprender el cambio climático? http://itu150.org/story/october-es/
  16. Corte Constitucional, Sentencia de Tutela 411 de 1992 MP: Alejandro Martínez Caballero

[1] De acuerdo con Ernesto Rengifo (2019) el contrato inteligente puede ser entendido: “Como un código escrito en lenguaje de programación que corre en una plataforma segura –Blockchain– que lo hace inmodificable y autoejecutable. Además de la ejecución imparable y de la inmutabilidad lo que se busca con su uso es que las transacciones sean menos costosas por la certeza de la ejecución, la ausencia de incumplimiento y del riesgo de litigar ante tribunales o árbitros”. (párr. 1). [11]


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